Lo importante de valorar cada momento..
Un día pasó. Se para el mundo casi de repente y los planes cambian.
Y la forma de seguir, también. Lo cotidiano será totalmente ajeno a lo que conocías ayer.
Queres planificar, y no podes ya que, esa vieja conocida llamada incertidumbre, entró a casa sin pedir permiso y no te informa hasta cuándo se va a hospedar..
Mientras tanto.. te sentas, cerras los ojos y vas sintiendo cómo esas ideas se van desmoronando, planes se derrumban. Estructuras y proyectos van quedando sin sentido. Lo que tenias en la cabeza ya no sirve. Un poco te enoja, otro poco te angustia.. Necesitas respuestas, y automáticamente salís a buscarlas. ¿Y qué pasa? No las encontras. No, no las hay. Esa nueva huésped que tenes cerca se sonríe, por ver tus desesperados intentos una y otra vez de sobrevivir la cuestión.
Inspiras. Frenas. Exhalas. Pones la pava, preparas el mate. Y en la mesa están las dos caras: Cara y cara, la incertidumbre y vos. Gira el mate mientras afloran las preguntas. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Para qué?. En ese orden, y de atrás para adelante, una y otra vez. Se vacía el termo y preparas otro, esperanzada de que llegue una respuesta diferente al silencio.
Pero.. no, no pasa. Esa nueva amiga, comienza a cobrar forma de espejo y te hace entender que te toca a vos. Plantarte, preguntarte, pensar. Parar la pelota y vivir un día a la vez debería ser el primer aprendizaje. Que los planes se te van en un segundo y no depende de vos por infinitas cuestiones.
Hoy, por una pandemia.
Esa misma que viene a recordarte lo importante; la salud. Si, eso mismo que decís cuando brindas. Lo repetís automáticamente cuando chocas una copa. Pero ninguna repetición es consciente. La salud, ese límite entre la vida y la muerte que, si no la cuidas, sin peaje cruzas al otro lado. Incomoda,asusta.
Hoy, el mundo te cachetea y te invita cordialmente a que revises los valores importantes como son:
El amor y el respeto. Por uno, y por el otro. La emergencia lleva a replantearte ese egoísmo naturalizado en el que se vive, ese mismo que a veces tenes. El otro importa. La empatía comienza a hacer cosquillas y descubrís lo maravilloso que se genera. Hay asombro. Y un día.. se presenta un aislamiento obligatorio que te imita entre otra cosa el vincularte y aparece la famosa queja. Claro, la imposición viene de afuera y por eso lo notas.¿Notas algo? Ahora valoras la posibilidad del contacto. De repente los abrazos son un lujo y la cercanía un privilegio. Lo anhelas, lo deseas; porque ahora no podes. Mundo neurótico.
Está pasando. Si. Todas esas cuestiones tan valiosas que tenías como beneficio adquirido hoy se te escurren como arena seca entre los dedos.
Ojalá sirve. Ojalá ayude. Ojalá despierte y te ayude a replantearte las cosas importantes.
Ojalá cuando salgamos de esta responsablemente, entre todos, seamos otros.
Que esta crisis sea la oportunidad de serlos. Que aislarnos nos provea de la perspectiva necesaria para repensar el mundo y a nosotros mismos.
Que este ratito con vos sirva. que sea de cuestionamiento y reflexión. De valorar, de agradecimiento y perdón. Que asumas, que esta supuestamente novedad que notaste entrar en casa, no es otra cosa que la vida misma. Es hora de entender de una vez por todas que, contracara hay una sola, esa certeza de que un día, todos pasamos al otro lado.
¿Y mientras tanto qué? Te toca elegir. Sí. Momento de: hacerse cargo.
La vida es una y es HOY. Mañana no. ¿Cómo la vas a vivir? Así que, no te preocupes por cosas insignificantes. Buscale la vuelta y volvé a empezar y eso sí, nada de estar seria.. quiero una sonrisa en la cara y que le pongas la mejor onda.. Va a pasar, creeme.
Y la forma de seguir, también. Lo cotidiano será totalmente ajeno a lo que conocías ayer.
Queres planificar, y no podes ya que, esa vieja conocida llamada incertidumbre, entró a casa sin pedir permiso y no te informa hasta cuándo se va a hospedar..
Mientras tanto.. te sentas, cerras los ojos y vas sintiendo cómo esas ideas se van desmoronando, planes se derrumban. Estructuras y proyectos van quedando sin sentido. Lo que tenias en la cabeza ya no sirve. Un poco te enoja, otro poco te angustia.. Necesitas respuestas, y automáticamente salís a buscarlas. ¿Y qué pasa? No las encontras. No, no las hay. Esa nueva huésped que tenes cerca se sonríe, por ver tus desesperados intentos una y otra vez de sobrevivir la cuestión.
Inspiras. Frenas. Exhalas. Pones la pava, preparas el mate. Y en la mesa están las dos caras: Cara y cara, la incertidumbre y vos. Gira el mate mientras afloran las preguntas. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Para qué?. En ese orden, y de atrás para adelante, una y otra vez. Se vacía el termo y preparas otro, esperanzada de que llegue una respuesta diferente al silencio.
Pero.. no, no pasa. Esa nueva amiga, comienza a cobrar forma de espejo y te hace entender que te toca a vos. Plantarte, preguntarte, pensar. Parar la pelota y vivir un día a la vez debería ser el primer aprendizaje. Que los planes se te van en un segundo y no depende de vos por infinitas cuestiones.
Hoy, por una pandemia.
Esa misma que viene a recordarte lo importante; la salud. Si, eso mismo que decís cuando brindas. Lo repetís automáticamente cuando chocas una copa. Pero ninguna repetición es consciente. La salud, ese límite entre la vida y la muerte que, si no la cuidas, sin peaje cruzas al otro lado. Incomoda,asusta.
Hoy, el mundo te cachetea y te invita cordialmente a que revises los valores importantes como son:
El amor y el respeto. Por uno, y por el otro. La emergencia lleva a replantearte ese egoísmo naturalizado en el que se vive, ese mismo que a veces tenes. El otro importa. La empatía comienza a hacer cosquillas y descubrís lo maravilloso que se genera. Hay asombro. Y un día.. se presenta un aislamiento obligatorio que te imita entre otra cosa el vincularte y aparece la famosa queja. Claro, la imposición viene de afuera y por eso lo notas.¿Notas algo? Ahora valoras la posibilidad del contacto. De repente los abrazos son un lujo y la cercanía un privilegio. Lo anhelas, lo deseas; porque ahora no podes. Mundo neurótico.
Está pasando. Si. Todas esas cuestiones tan valiosas que tenías como beneficio adquirido hoy se te escurren como arena seca entre los dedos.
Ojalá sirve. Ojalá ayude. Ojalá despierte y te ayude a replantearte las cosas importantes.
Ojalá cuando salgamos de esta responsablemente, entre todos, seamos otros.
Que esta crisis sea la oportunidad de serlos. Que aislarnos nos provea de la perspectiva necesaria para repensar el mundo y a nosotros mismos.
Que este ratito con vos sirva. que sea de cuestionamiento y reflexión. De valorar, de agradecimiento y perdón. Que asumas, que esta supuestamente novedad que notaste entrar en casa, no es otra cosa que la vida misma. Es hora de entender de una vez por todas que, contracara hay una sola, esa certeza de que un día, todos pasamos al otro lado.
¿Y mientras tanto qué? Te toca elegir. Sí. Momento de: hacerse cargo.
La vida es una y es HOY. Mañana no. ¿Cómo la vas a vivir? Así que, no te preocupes por cosas insignificantes. Buscale la vuelta y volvé a empezar y eso sí, nada de estar seria.. quiero una sonrisa en la cara y que le pongas la mejor onda.. Va a pasar, creeme.
Comentarios
Publicar un comentario